El Camino Catalán: Barcelona-Montserrat-Tárrega

Barcelona, España
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Descripción

Barcelona-Montserrat-Tárrega (20-24 de junio de 2.003).

Como si fuera la primera vez! ¿por qué nos surge ese cosquilleo?

Espero que algún dia podré recorrer todo el Camino Catalán hasta Santiago. Mientras ese día llegue, me tendré que contentar con aperitivos o primeros platos. De momento, lo que me espera, es la subida a Montserrat, y eso, impone!
Camí catalá de Sant Jaume
Anoche preparé la mochila, intenté predicar con el ejemplo: 6,3 kg. sin agua ni comestible alguno.

I.- VIERNES POR LA MAÑANA.

Santiago”. Sonríe, “yo también subí a Montserrat cuando era joven....” y con curiosidad se entretiene en leer la inscripción de mi camiseta “AMICS DELS PELEGRINS A SANTIAGO-BARCELONA. Barcelona-Montserrat-San Juan de la Peña- Santiago de Compostela”

Esta mañana aún tengo que trabajar, pero a casa ya no vuelvo. A las 17 h. pasaré por Santa María del Mar. A las 17,15 h es la cita con otros peregrinos en la Iglesia de Santiago. Una pequeña bendición, sellado de credenciales, reparto de pins y de camisetas y previo paso por la catedral, seguiremos Paseo. de Gracia “p’arriba”!

El plan consiste en reagruparse a la salida del metro de Montbau, atravesar la sierra de Collcerola y cenar en Can Borrell donde se unirá quien no haya podido venir antes. De Sant Cugat a Olesa, unos 30-35 km. se harán de noche. Espero que las fuerzas no me fallen, porque a ilusión .... pocos me ganan!

En Olesa nos reencontraremos con los que no caminen de noche. Desayunaremos, y sólo nos faltarán 10/12 km. de constante subida. La Moreneta nos espera!

Espero pasar la noche en el albergue de Montserrat. Y el domingo, tomar el Cami dels Degotalls y bajar hacia Igualada, ... Sant Jaume Sesoliveres,... Santa Maria del Camino, ... La Panadella,... Cervera ... y Tárrega.

Fijar Tárrega como fin de este “puente caminero” no es gratuito. En Tárrega el Camino Catalán se bifurca en sus dos opciones, hacia Lleida, y hacia San Juan de la Peña. Espero alcanzar esa encrucijada!.

II.- REFLEXIONES AL VER LA PRIMERA FOTO.

Tengo en mis manos una foto, tomada a las 17,15 h. del viernes dia 20 en la puerta de la Iglesia de Santiago.

Un puñado de peregrinos con la sonrisa en los labios y la ilusión en sus corazones.

Una madre y una tia que fueron a despedirlos.

Una puerta cerrada que no se abrió, un sacerdote que no apareció.

Una oración de peregrinos en la estampa repartida en Los Arcos.

Un batiburrillo de palos, bordones y mochilas. Todos con las camisetas de los Amigos de los Peregrinos a Santiago: Barcelona-Montserrat-San Juan de la Peña-Santiago.

Las primeras flechas en el suelo. La imposibilidad de sellar una credencial.

Al peregrino se le abren pocas puertas; pero cuando al peregrino se le abre una puerta, también se le está abriendo el corazón; y a ése, ya no lo puedes cerrar.

No fue fácil, pero algunos llegamos a Montserrat. No fue difícil, -aunque sí muy caluroso- y dos llegamos a Tárrega.

Alcancé un fin inmediato. En el tren de vuelta, volví a empezar mi Camino.

No importa lo que se ha hecho, sino lo que nos queda por caminar....

III.- DESPUES DE LA FOTO.

No todo surgió según lo previsto. Y lo que podía terminar a una hora razonable, fue una odisea de más de 24 horas para algunos. Pero ... más o menos, así fue el principio de nuestro Camino Catalán. La puerta de la iglesia de Santiago no se abrió, y la bendición prevista no se repartió. Pero no dejamos de encomendar nuestro Camino y en voz alta, leímos la oración del peregrino en medio de la calle Ferran. Enfilamos hacia la Plaza San Jaime donde desde una esquina, un caballo blanco levanta airoso sus cuartos delanteros. Fue imposible sellar las credenciales en la Catedral, a esas horas calurosas de la siesta, todo estaba cerrado. Sólo la frescura de la fuente del claustro, “l’ou com balla” de Corpus, y las ocas templarias, daban un toque de frescor y color. Al final, sellamos en el arzobispado y por la Puerta del Ángel y la Plaza Cataluña parecíamos unos uniformados niños de colegio con nuestras recién estrenadas camisetas.

A las 19 horas nos reagrupamos en el Velódromo de Horta; apareció Roberto después de 68 dias de Camino, recién llegado de Santiago, arrancado de su primera siesta casera. Casi dos horas de subida constante cruzando la sierra de Collcerola, bien cuidada, frondosa, caminito estrecho, escasamente transitado, alguien se propone dejar de fumar y aparca allí su paquete de Ducados; se nota la humedad de Barcelona, al mirar atrás, la ciudad se hunde en el mar; el Tibidabo a nuestra izquierda, el sol frente a nosotros, las flechas no se equivocan, la cobertura de los móviles desaparece (los mensajes se nos acumularán a todos); desde la Plata, el gaditano Jesús hace sus pinitos en catalán y nos desea Bon Camí; desde el tren, una amiga, Carmen, ve la Santa Montaña y se acuerda de nosotros. Primer “error”: opípara cena; excesiva cena que nos dura hasta medianoche. Somos 22 peregrinos en la mesa, algunos hemos caminado, otros no; algunos seguiremos, otros no. Pero el ánimo es el mismo para todos.

Como el 21 es el santo de Luis, invita a cava, brindamos y le cantamos. También se brinda por todos los ausentes, faltaría más! A medianoche, como las brujas, el grupo de divide en dos. Once peregrinos seguimos adelante. Hasta Sant Cugat el camino es bonito, el bosque nos acompaña; pero será por poco rato, después, las urbanizaciones nos acompañarán prácticamente hasta el amanecer. Los noctámbulos de Sant Cugat alucinan al vernos pasar... estamos locos.... no se creen que esa flecha amarilla indique el Camino a Santiago. José Luis, peregrino de Madrid, no se encuentra bien desde que aterrizó. Va a ser una noche muy dura para él, una úlcera de estómago se quejará continuamente y le frenará. Pero Montserrat le ayudará con buenos masajes de reflexología podal y con sus ánimos; nos repartiremos su mochila, le esperaremos y ayudaremos, a un peregrino, no se le deja por el Camino.

Héctor sale disparado, Santiago, que le conoce bien, sufre por él. La noche es larga, hay que regular. Las paradas se suceden quizás con demasiada frecuencia; la subida por las urbanizaciones sigue siendo constante. Los perros nos ladran, algunos chalets son Hollywood, otros parecen chabolas, ... noche cerrada, cuarto menguante, intento adivinar el dibujo de alguna constelación. Llegamos a un mirador, los más adelantados esperamos a los demaas compartiendo frutos secos, chocolate, agua, masajes, y primeras ampollas en los pies de mi amigo Quim (corredor de maratones pero sin experiencia en caminar). Sigue una importante bajada hacia Les Fonts de Terrassa, en el camino hay “overbooking” de parejitas en coche. Alcanzamos la ermita del Carmen poco antes de las 4 de la madrugada. Vamos con retraso pero se impone una media hora de descanso a su amparo. Sigue el cemento, siguen las urbanizaciones, seguimos caminando. Más adelante hay un bar, afortunadamente está abierto. Algunos ánimos llegan rotos. Cafés, coca-colas, aspirinas, cervezas, el té doble ... Amanece, las primeras luces aparecen detrás, a la derecha, como en el Camino, como en el Canal de Castilla.... El conglomerado de montañas de Montserrat aparece desafiante frente a nosotros. ¿Por dónde lo “atacaremos”?

Un poco después de las 6, mi móvil entrega los mensajes acumulados. ¡Se agradecen! A algunos les contesto que voy “de coña”, me siento bien.  Reina el buen humor, en una fuente jugamos a salpicarnos, un par de pueblos quedan atrás. Ullastrell se despereza, el sol nos da los buenos dias, cruzamos unas huertas, cerezos, melocotoneros, alguna amapola despistada .... empieza una constante y pronunciada bajada hacia una riera. Montserrat necesita cambiarse las botas, José Luis sigue tocado, Quim cojea, un pie ya no es suyo (creo que voy a perder un buen amigo, y lo peor serán las reclamaciones de Ana, su mujer!). En el fondo de la riera hay que reagruparse, el batiburrillo de flechas y señales pueden inducir a perderse. Descansamos un buen rato. Me gusta remontar la riera, el paisaje es salvaje, casi lunar, la dejamos atrás con la lengua fuera. Ya estamos en las estribaciones de Olesa, vemos un bus, nos reímos, ¿es así el carro de fuego que se aparece a algunos peregrinos en Villafría?

Alcanzamos el centro de Olesa a las 9 de la mañana. Yolanda y Aníbal vienen a tomar el relevo a los que ponen fin a su Camino en Olesa. Las llagas y ampollas de Gerard y Quim no les permiten seguir. Algunos sueñan con un bocata de chistorra; primera parada en una frutería, segunda parada en un minúsculo bar que queda desbordado con nuestra presencia, cabezadita de Santiago, retoques a los pies, .... el retraso se va acumulando, ya es excesivo, ¡nos va a pillar el calor de lleno!. De Olesa a Esparraguera, subida, escaleras y carretera. La fuente nos refresca, sellamos en la iglesia de Santa Eulalia, la urbanización de salida se hace interminable pero así se hace el Camino. Además, estoy caminando con Luis, Lola, Joan, Yolanda y Aníbal, compañeros de mi Camino, con ellos cinco había entrado en Burgos y había compartido risas y agujetas: las del alma, y las otras.

Puesto que hay coche de apoyo, y es mediodía, algunos deciden que hasta aquí han llegado; otro día subirán a Montserrat con menos calor y un poco más de juicio. Copamos el primer bar de Collbató, claras refrescantes, litros de agua, gazpacho, ensaladas, helados de limón, cafés... y cónclave organizativo entre Santiago y Héctor, los más experimentados. Los que quedamos nos partimos en dos. En Collbató se quedan a descansar un par de horas José Luis y Montserrat; ella le ha ayudado a él toda la noche; ahora es ella quien necesita apoyo anímico, necesita llegar y él le ayudará, pero previamente, han de descansar. A pleno sol, un poco antes de las 14 h., enfilo los 7 últimos kms. de empinada subida, de piedra pura y dura, de flechas pintadas en la roca, con el apoyo y la presencia de Yolanda, Aníbal, Santiago, y Gregorio. De los que quedamos, soy la única que al dia siguiente va a seguir el Camino, y deciden que Santiago camine a mi lado. Enfilamos “p’arriba más que p’adelante”. No podemos apoyarnos en las piedras porque arden, no hay ni arbustos que nos den sol, la piedra descarnada se nos hace hostil. En algún recodo el desnivel del terreno hace un poco de sombra y allí nos acurrucamos huyendo del sol: el solsticio no perdona.

Cada paso que doy se lo dedico a alguien. Como a los niños pequeños que les hacen comer la sopa, “esta por papá, esta por mamá....”, así camino, en mi mochila llevo mucha familia, muchos peregrinos, muchos amigos, algunos difuntos, las peticiones del sacerdote de Los Arcos, enfermos, problemas, salud, trabajo, juicios, .... El sueño me vence, les pido que me hablen, que me cuenten chistes, .... en un punto, ya no puedo más. Me mareo, la cabeza me da vueltas, el suelo se mueve ....me tiran agua por la nuca (parece la “escudella” de Navidad de caliente que está), un glucosport, un par de orejones que mastico despacito, respiro hondo... parece que pasa.... seguimos subiendo. Camino delante, cuando me paro, Santiago me hace de “angelito bueno” y como en los dibujos animados me susurra palabras de ánimo en el oido... “no te pares ahí”, “queda un repechito”, “sigue adelante”.... Aníbal me hace reir, Gregorio es calladito, pero tira, ni una queja. En la subida, varias llamadas de ánimo, Héctor, Luis y Lola, Pilar ... no puedo hablar con nadie, no me queda aliento, Santiago hace de “secretario”. El último repecho es nuestro. A partir de ahí, todo es bajada hasta la tienda que vaciamos de Aquarius. Les doy las gracias, sin ellos no lo hubiera consegido; todos los que empezamos, todos los que cenamos, todos los que caminamos, todos los que me llamaron, todos han sido necesarios; pero sin ellos cuatro, yo no estaría allí.

Héctor nos espera, sellamos, nos dan la llave del albergue, él y yo continuaremos mañana el Camino Catalán (todavía no sabe lo que se lo voy a agradecer!). A partir de ese momento, sólo puedo decir una palabra: “ay”; desde lo más profundo de mi alma, “ay”. Les bombardeo con hondos suspiros, “ay”... “ay”.... nos reimos.... Entramos en el Monasterio, un mural nos recuerda que estamos en el Camino de las Estrellas; subimos al camerín, a los pies de la Moreneta una vieira jacobea de plata luce con un fulgor especial, brilla, me hace un guiño, me emociono....

IV.- DE MONTSERRAT A IGUALADA CON PEREGRINOS Y AMIGOS.

(22 de junio)

Amanecer en Montserrat con las campanas llamando a maitines es una gozada... ¡qué bien suenan! Sobre todo cuando te puedes quedar un ratito más en la cama.... Desayunamos coca y cacao-lat, lo único que habíamos podido comprar la noche anterior, ya que Montserrat despierta a partir de las 9 de la mañana; el peregrino es solo una anécdota para los bares. He quedado en Laudes a las 7,30 con Lluis (peregrino y amigo) y con dos amigos de Igualada. La sorpresa es que los dos igualadinos (Marcel.li e Ildefons) suben con otra docena de amigos para caminar a nuestro lado. Decidimos bajar por el Camí dels Degotalls y seguir unos kilómetros de carretera hasta C’an Massana.

Cuando empiezo a caminar, me duele la zona lumbar de las 23 horas y del esfuerzo del dia anterior. Hasta que no pasan un par de horas no camino cómodamente. En C’an Massana de nuevo nos volvemos cabritas, hay que cruzar un montículo y pienso que es una suerte ir acompañada, de lo contrario, difícilmente hubiera encontrado el camino que en ese tramo no está muy bien señalizado. Los estómagos se empiezan a quejar de hambre y los tres peregrinos pensamos que hay que llegar a Sant Pau de la Guàrdia, donde hay un restaurante. Pero eso es superfluo porque los igualadinos han venido con provisiones para un regimiento: fruta, tortilla patatas, ensaladas, pan con tomate, café, vino, coñac...

Algunos se quedan allí. Los acompañantes irán abandonando, hace calor y son 25 kms los que hay que caminar; además, disponen de los coches de apoyo que les han subido a Montserrat. Algunos están interesados en hacer el Camino. Se suceden las preguntas, las anécdotas, hablamos mucho.... pero casi todo es descenso.... y bastante asfalto. Cruzamos un bosque, se agradece. En C’an Po, nos reciben con agua fresca, fruta y cervecitas. Héctor cuenta algunas intimidades de la Asociación, ¡es un cotilla!. Lluis camina, sonrie socarronamente, ... agujetas en el alma... hablamos.... Es de la misma opinión que mi amigo el peregrino Javier: a mí me falta un punto para ser peregrina porque aún no he llegado a Santiago. Me rio: amigos desconocidos, amigos lejanos entre sí, opiniones muy cercanas. Seguimos las flechas, criticamos un poco a los que las pintan.... y descubrimos una fuente nueva, recién reconstruída. Es una fuente de la niñez de Ildefons, Marcel-lí y Sebastià; una fuente abandonada durante muchos años que ha sido remozada. Agua buena, refrescante, alegre...

Llegamos a cruzar la antigua nacional II, seis de los que habíamos salido de Montserrat. Nos merecemos una cervecita en el Bar Carpí; aún queda bastante asfalto hasta llegar a nuestro destino, me dicen que soy un diablillo por proponérselo... pero todos se apuntan, nadie rechaza la invitación de una peregrina a una cerveza! En el Bar nos hacen descuento porque digo que somos peregrinos; sello la credencial, en el sello, una flecha señala algún destino. Por el camino, me han llenado la mochila de hierbas del Camino: te de roca, orégano, tomillo, .... parezco una maceta! La guinda la pone Lluis con un clavel de papel!. En la entrada de Igualada la fuente de las “butifarras” nos da la bienvenida; pero el agua ya no sabe a Camino sino a ciudad. Son casi las 3 de la tarde, no se mueve una hoja, nadie circula por la calle, casi no hay aire de seco que está todo .... llegamos a casa de Ildefons y Monterrat (nuestra hospitalera mayor) acalorados, felices, y cansados. Nos ofrecen un fresco zumo de naranja y limón, vitamina pura para reponer energías.

Gran ducha, comida de domingo en familia, siesta, misa en la Soledad, sellado de credencial, .... ¡pocos peregrinos pasan por aquí...! nos comenta el párroco... el calor no amaina. Los igualadinos han convocado cena de peregrinos. Ildefons, Marcel.li y Sebastià con sus parejas nos ofrecen una opípara cena: garbanzos de Salamanca, costilla de cerdo en adobo del Eresma, queso del Roncal, ensaladas, butifarras catalanas, membrillo casero, cava fresquito y en porrón....

Nos bombardean a preguntas, quieren saber, quieren hacer el Camino saliendo de Montserrat, .... tienen madera de peregrinos, quieren serlo.... se definen como anárquicos, les gusta saltarse las marcas de GR y piensan que será lo mismo saltarse las flechas.... Pero les aseguramos que no es lo mismo; que una vez sigues las flechas amarillas... ya no las puedes abandonar.....

V.- DE LAS CAMPANADAS DE IGUALADA A LAS DE CERVERA.

(23 de junio)

Montserrat, la hospitalera por excelencia de Igualada, nos ha preparado un buen desayuno y nos da unas manzanas para el Camino. El matrimonio nos despide con emoción, a partir de ahora, también irán en nuestras mochilas. Cruzamos Igualada al toque de campanas, en la calle Sant Jaume han puesto una imagen de Santiago en cerámica, nuevecito y reluciente. Nos dirigimos hacia Sant Jaume de Sesoliveres (Santiago de los Olivos), una antigua ermita que ha quedado en el límite del cemento igualadino, hacemos la foto de rigor. El único poste “oficial” del Camino en Cataluña (el mismo que se ve reiteradamente en las carreteras del Camino francés), queda abajo, en la carretera.

Al alcanzar las tapias del convento del Carmen, el amigo Santiago, nos manda un aviso: hay que regular!. Está preocupado, sabe que en el Camino Catalán hay poca atención al peregrino, que no hay más peregrinos que nosotros, (el Camino es nuestro!!!), que hace calor, que toca mucha carretera, que Héctor se olvidó pasar por la farmacia.... Y regulamos.... vaya si regulamos..... Al tram, tram.... tranquilitos. Se camina bien, rumbo a Jorba (ese punto kilométrico fatídico de las multas cuando vas en coche). Un alto en el camino en un bar llamado “La Gallega” (imposible mejor nombre) y mientras nos alimentamos un poco nos llegan los ánimos de otros peregrinos, capi, Manolo, ...

Seguimos hacia Santa Maria del Camí, la ermita cerrada, para variar. Abandonamos el asfalto por un caminito protegido por los árboles, se hace agradable. Más carretera, necesito un poco de sombra. Hay una higuera atractiva al otro lado de la carretera, en una curva, pero nos negamos a cruzar, demasiado tráfico. Otro caminito a la izquierda y unas magníficas piedras bajo unos árboles. Comemos frutos secos, las manzanas, y con pena dejo los restos de un chocolate totalmente fundido por el calor que me había dado mi amigo Quim (el del maratón). A los 200 metros nos esperan cuatro casas, nos dan agua y un abuelete nos da conversación, él sí que sabe algo del Camino y le gusta ver pasar peregrinos. Por fin, las temidas obras de la autovía. El Camino está cortado, imposible pasar por Montmáneu. Nos quedan casi tres horas de constante subida por el arcén puro y duro de la Nacional II, con multitud de camiones que ignoran totalmente al peregrino. En el arcén, pajaritos atropellados y un pollito escapado de alguna granja cercana que nos mira con simpatía.

Las letras del hostal Bayona van apareciendo en lo alto de La Panadella, la B... la A... nos da ánimos... las claras fresquitas nos esperan... Al entrar, nos miran sorprendidos. Preguntamos por Solé, según la topoguía, tiene especial y personal simpatía por los peregrinos; pero no está, es puente! La Panadella es parada clásica y obligada de camioneros; y como no, hay ducha para camioneros:

- nos da la llave de la ducha, por favor?
- Sí, pero me tienen que dejar la llave del camión a cambio, que la gente se olvida...
- No, no vamos con camión...
- Bueno, pues la del coche...
- Si quiere le dejo la mochila ...
- Es que me tienen que dejar una llave!
- Anda (interviene un camarero), déjales la llave! No ves que son ... (y nos mira con un gran interrogante en sus ojos)

¿Qué somos? ¿lo sabemos? Somos peregrinos... pero... hasta dónde alcanza el significado de esta palabra? Tras la ducha, comemos; y tras la comida, la señora de los lavabos presta su silla a Héctor para que se corte (él no se las pincha ni se las cose, se las corta directamente...) las múltiples ampollas que adornan la plantas de sus pies. La pobre, pasa el mocho para recoger el agua de las ampollas! A partir de La Panadella nos acompañan la brisa, las mariposas, los consejos al móvil de Lluis, varias fuentes, regulamos ... vaya si regulamos... un poco más y se nos hace de noche!

Cruzamos pueblos minúsculos, ya no sorprende que la calle principal de Pallerols sea la calle de Sant Jaume (10 o 12 casas alineadas). En Hostalets, la fuente y la ermita están dedicadas a Sant Jordi y por fin, en Sant Pere dels Arquells, el famoso avión del camino catalán, listo para su despegue. Tres kms. más y llegamos a Vergós, junto a la fuente en un banco, los lugareños también hablan de Camino, pero pasan tan pocos peregrinos .... Después de 38 kms., las campanas de Cervera nos dan la bienvenida; el albergue de la Sagrada Familia está escondido, frente al Callejón de las Brujas. Somos los peregrinos 51 y 52 en lo que va de año; en el sello, “Camí de Sant Jaume de Galicia”..... el meu Camí!.

VI.- TARREGA.

(24 de junio)

La noche en Cervera se hace larga. Hace mucho calor, la verbena de San Juan se alarga en la madrugada y los petardos no me dejan conciliar el sueño. Quizás el “homenaje” de la cena también influye, ¡Que bien hemos comido... nos lo merecíamos! Es tiempo de reflexión, de darme cuenta de que por fin he empezado mi Camino Catalán. Llegaré a Tárrega y aún me faltarán 1100km para Santiago. Esto no es el francés, ni en servicios, ni en hospitalidad, mucho menos en el número de peregrinos.

Agradezco a Héctor su presencia, una cosa es irte sola al camino, y otra es esta sensación de absoluta soledad, de que nadie camina 100 km al este, y nadie o casi nadie, camina hacia el oeste, hasta el cruce con Logroño o con el Aragonés. Hace una semana le hice la credencial a un chaval alemán que también quería hacer el catalán, ¿seguirá en él? Me pareció muy preocupado por las albergues. El desayuno está previsto para las 7’15 h, incluye manzanita para el camino. Antes de abandonar Cervera buscamos el antiguo Claustro de Peregrinos con un Santiago en medio. Salvamos el fuerte desnivel de bajada y husmeamos en la abandonada iglesia de la Magdalena. ¿Cómo se puede permitir que lleguen a semejante abandono? Mentalmente, Héctor reconstruye un refugio en su interior.

Seguimos, hoy el Camino no conoce el asfalto, una gozada!. En un cruce: una masía, una acequia, una higuera, un breve y agradable descanso... Llegamos a El Talladell, buena fuente! Lo peor: se sellan credenciales a horario convenido ¡increíble! No sello! Al poco, pisamos Tárrega, son las once; aquí nos quedamos, aquí el Camino se bifurca; aquí lo reemprenderé algún día.... ¿hacia dónde? Siempre hacia Santiago. El tren sale a las 16’30h. Bocata “comme il faut” en el Bar La Estación. En la Estación luce pintada la primera flecha de la variante que nos lleva a San Juan de la Peña y de ahí al Aragonés.

Zanganeamos por Tárrega, 38º sombra, el Albergue Juvenil acoge a los peregrinos pero está cerrado, lo están pintando. Es el día de San Juan, todo está cerrado, es fiesta. En el Convento del Carmen nos sella el Prior, conoce poca cosa del Camino, le sorprende nuestra presencia, pregunta... Mientras hablamos, me imagino esa sala infrautilizada, llena de peregrinos durmiendo por el suelo, quizás algún día, será un buen rincón para descansar... ¿tendrán duchas? Desde el tren de vuelta se divisa Montserrat. ¡Cuántos recuerdos... cuántos alientos de peregrinos...! ¡Qué puente caminero más intenso!

En mi gargantilla luce una concha con una Virgen Morena en su interior... Como el primer día, como en el Libro de peregrinos de Hospital de Órbigo: Gracias Héctor, gracias amigos peregrinos por estar ahí.

Localización

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