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Hablaremos un poco del Camino de Invierno para los peregrinos que eligen esta ruta para llegar a Santiago de Compostela.
Lo primero es decir que tal vez sea una de las rutas más antigua para entrar en Galicia no solo por peregrinos, si no ya mucho antes del descubrimiento de la tumba del Apóstol, era usada por los romanos por ser una ruta donde el río Sil se abría camino a través del valle que separa la Serra do Caurel y la Serra do Eixe.
Se empezó a llamar Camino de Invierno porque era la ruta elegida por los peregrinos que venían por el Camino Francés justamente en invierno, para no tener que subir las montañas de O Cebreiro nevadas en esa época del año, lo que las hacía muy peligrosas para los peregrinos.
Este Camino se inicia en Ponferrada, ciudad donde llega también el Francés y durante siglos estuvo olvidado como camino de peregrinación, pero ahora con el nuevo momento que vive el Camino, intenta resurgir del olvido con fuerza y nos ofrece, tal vez, una de las rutas jacobeas más hermosas de las que existen en Galicia. Casi me atrevería a decir que la más hermosa. Aunque se debe de decir también, que este Camino que hoy es oficialmente reconocido, con su nueva ruta ya definida, no transcurría por el nuevo trazado, si no que según fuentes históricas al llegar a Monforte de Lemos tomaba ruta hacia Portomarín, para converger de nuevo en el Camino Francés. Desde Monforte de Lemos a A Laxe es un camino impuesto de los tiempos actuales, aunque existiera para otras actividades en tiempos pasados.
Este Camino, como dije más arriba, empieza en Ponferrada, y me atrevo a decir que merece la pena dar comienzo a la peregrinación en esas tierras no gallegas, pero que nos une mucho más de lo que nos separa a nivel cultural desde siglos pasados.
Animo a comenzar ahí porque si empezamos en tierras gallegas nos perderemos uno de los lugares más representativos de este Camino: Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad. Un lugar único donde se ve la fuerza del hombre contra la naturaleza en busca del oro. El oro que siempre movió a la humanidad desde el principio de los tiempos se refleja perfectamente en este lugar, un ejemplo claro de la ingeniería romana en busca de este mineral tan preciado.
Pero si las Médulas nos pueden asombrar, no nos dejará indiferente lo que nos espera en las etapas siguientes, cuando caminemos y podamos admirar las riberas del Sil y las riberas del Miño, lugar donde se encuentran la mayor parte de iglesias románicas de Galicia, un lugar donde el nombre de Ribeira Sacra cobra sentido en todo su esplendor. Unas etapas para sentir de verdad aquella frase de que “El agua es el lápiz del tiempo y los ríos las venas de la Tierra”.
El Camino de Invierno es el único de Galicia que transcurre por las cuatro provincias gallegas. Entra desde tierras leonesas por la Comarca de Valdeorras para pronto pisar tierras lucenses y posteriormente unirse en A Laxe, Lalín, al Camino Sanabrés ya en tierras pontevedresas para finalizar en Santiago en tierras coruñesas.
Pero ahora hay que poner los peros a este Camino, y bajo mi parecer, es la falta de servicios al peregrino en forma de albergues. Este es un Camino hasta ahora poco frecuentado por los peregrinos, lo que hace que este tipo de infraestructuras todavía sean escasas en gran parte de las etapas, pero como decimos en tierras gallegas, “no hay mal que por bien no venga”.
Digo esto desde la óptica del peregrino de otros Caminos, donde la gran afluencia de peregrinos puede llega a resultar molesta en muchas épocas del año. Pues bien, esto puede ser lo bueno de este Camino. La no gran afluencia de peregrinos lo pueden convertir en que sea un verdadero Camino para llevarnos a sentir la peregrinación en su más alta expresión, una manera de llegar a nuestro interior, sea del sentir religioso o de sentir la soledad como manera de soltar el lastre que en estos tiempos revueltos necesitamos, nos puede devolver una paz interior tan necesitada para encontrarnos a nosotros mismos y que nos ayude a dar sentido a muchas dudas que vivimos a diario.
Ahora pasemos a hacer una breve descripción de las etapas, pero esta vez no quisiera ceñirme a las distancias que nos recomiendan distintas guías e información de páginas dedicadas a dar consejos sobre como hacer los Caminos. Me centraré en hacer unas etapas más bien cortas para que podamos disfrutar de la belleza de este Camino, y como la carencia de albergues es evidente que tendremos que hacer noche en hostales u hoteles, pero por encima de todo creo que lo mejor es vivir este precioso Camino sin prisas y que nos llene de paz.