grandes ciudades anegadas por el humo, Compostela sometida a un cerco medieval durante días y días y, por todas partes, impotencia, desolación y desesperanza. Aldeas enteras quedaron abandonadas a su suer te y con sus vecinos cercados, mientras una lucha casa por casa, aldea por aldea, monte por monte, se desarrolló implacable. Por docenas, por centenares, los focos se reproducían uno tras otro ante el estupor de la población, en gran medida abandonada a su suerte por...
Número 16 Destacado
Todo comenzó a primeros de agosto. La franja costera gallega comenzó a arder como una inmensa yesca, desde Muxía hasta La Guardia. Lo que en principio parecía una reproducción de los desgraciadamente habituales incendios veraniegos (que normalmente suelen padecer las comarcas del interior de la Comunidad), pronto se transformó en una alarma general, con montes, bosques y cultivos ardiendo por doquier, con una Administración desbordada,
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Revista libredón
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